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La tecnología contribuye de manera muy importante a la seguridad vial.  En la conducción, la seguridad es, sin duda, uno de los factores que hay que tener más en cuenta, y  las nuevas tecnologías colaboran de diversas maneras para mejorarla mediante avances continuos.

Seguridad pasiva

Algunos de los elementos que integran los vehículos y que forman lo que se conoce como seguridad pasiva ya forman parte de nuestra vida cotidiana. Entre estos se encuentran los cinturones de seguridad, los reposacabezas, airbags, los nuevos materiales del chasis, elementos que la tecnología ha ido mejorando cada vez más hasta hacerlos imprescindibles y de uso normal.

Seguridad activa

También se han añadido otros factores de seguridad activa, de más avanzada tecnología y prestaciones, entre los que se pueden contar los frenos ABS, los sistemas de suspensión  o los de estabilidad, sin olvidar los cada vez más perfeccionados neumáticos, los avances en iluminación o en el control de la dirección.

Todos ellos contribuyen a que tu vehículo sea más fiable, estable y de mejor conducción, disminuyendo la mortalidad y el riesgo de accidente al asegurar mejores prestaciones del vehículo y protección al conductor.

Seguridad proactiva

Las nuevas tecnologías se centran ahora en lo que se denomina seguridad proactiva, es decir, aquella en que el vehículo mismo toma parte activa para que el accidente no tenga lugar, como los sistemas de frenado automático o los que corrigen la trayectoria del coche. Otros avances proporcionan mayor autonomía a tu vehículo a la hora de ejecutar acciones que eviten riesgos o prevean accidentes, evitando los errores humanos. No está muy lejos la realidad experimental de los coches conectados.

La tecnología contribuye cada vez más de manera decisiva a la seguridad vial, pero sin olvidar que el último factor es el conductor mediante una conducta responsable quien fomenta su propia seguridad y la de los demás conductores y viandantes.
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